Para los griegos, los delfines traen buena suerte. Ellos mismos descubrieron la pasión de estos cetáceos por la música: los dramaturgos Eurípides y Aristófanes mencionaron su atracción por las melodías de flauta. También eran conocidos por salvar humanos de ahogarse, incluso se les conocía como las únicas criaturas capaces de amar a un hombre sin esperar nada a cambio. Conoce algunas de las narraciones que existen sobre nuestros mamíferos marinos favoritos y descubre por qué son de los animales más cercanos a nosotros desde tiempos inmemoriales.
¿Los delfines fueron humanos?
Se dice que el dios Baco -o Dioniso, deidad del vino y gracias al cual ahora llamamos ‘Bacanal’ a las mejores fiestas- fue capturado por unos piratas tras ser confundido con un príncipe, con la intención de pedir un cuantioso rescate. Con sus habilidades, Dioniso logró quitarse las cadenas, sacar su flauta y tocar una dulce melodía mientras hacía que las ramas de una vid se entrelazaran en el mástil del barco y que los remos se convirtieran en serpientes. Dioniso, convertido en pantera, decidió perdonar a los piratas y transformarlos en delfines para que a partir de entonces, ayudaran a los hombres.
Esto explica por qué los delfines se ven atraídos por humanos, barcos y música.
Los orígenes de Tarento
Según la antigua tradición, la ahora ciudad de Tarento fue fundada por Taras, un griego que había sido salvado de un naufragio por un delfín enviado por su padre, Poseidón –nada más y nada menos que el dios del mar-. Tarento, cuya fundación fue predicha por un oráculo Délfico en 8 a.C, puso en circulación varias monedas que representan a Taras montando un delfín.
Pareciera que los delfines patrullaban el mar para encontrar a los humanos en apuros.
Su amistad incondicional
¿Recuerdan cuando todos lloraron por los honorables despliegues de lealtad de Hachiko hacia su amo, Parker Wilson, interpretado por Richard Gere, en ‘Siempre a tu lado’? Hay historias que sugieren que los delfines guardan una sentimiento similar hacia los humanos.
Se dice que Hermias de Lasos solía nadar en el mar cada día después de entrenar en el gimnasio. Con el tiempo, domesticó un delfín, el cual lo esperaba para ir a pasear. Un día, Hermias se ahogó; el delfín lo arrojó de vuelta a la orilla, pero fue en vano. Eventualmente, el dolor fue demasiado para aguantar y murió junto a él. Su amistad fue conmemorada en una estatua de los dos y unas monedas de Iasos muestran a Hermias sosteniendo la aleta del delfín y nadando con él.
No en vano, el poeta griego Opiano de Anazarbo decía que ‘nada más divino que los delfines se ha creado aún’
Aunque los griegos les rindieron un tributo especial, tanto marineros bizantinos, como árabes e incluso exploradores chinos y europeos, tienen historias de delfines al rescate de humanos o buques. Incluso se decía que un barco acompañado de delfines seguramente encontraría un puerto seguro y buen clima. Jack, por ejemplo, un delfín de finales del siglo XIX que guiaba a los barcos a través de un estrecho peligroso frente a la costa de Tasmania.
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