Los delfines son, sin duda alguna, los mamíferos acuáticos más inteligentes del mundo marino, siempre se han caracterizado por ser afables, sonrientes, alegres, amigables e inigualables. Hoy, en el blog de Delphinus, traemos para ti, algunos datos curiosos que seguramente no sabías de ellos.
¿Sabías que los delfines respiran por voluntad y no por reflejo? Con esto nos referimos a que ellos toman la decisión del momento de salir a la superficie a respirar, a diferencia de nosotros que lo hacemos de manera involuntaria. ¿Cómo lo hacen? A través del espiráculo, es decir, el orificio ubicado en la parte superior de la cabeza.
Ya sea en la vida silvestre o bajo cuidado humano, los delfines viven en grupos en los cuales desarrollan diversos comportamientos sociales. Entre los comportamientos que se han observado están: el sentido de acompañamiento, el cuidado parental y los comportamientos sexuales con fines reproductivos o por placer.
Una vez que se vive la experiencia de nado con delfines, es muy fácil detectar esta conducta tan evidente.
Los delfines nunca duermen por completo como lo hacemos los seres humanos, es decir, nunca se desconectan de lo que sucede a su alrededor. Cuando duermen, dejan descansar solo uno de los hemisferios de su cerebro, mientras el otro se mantiene en alerta visual y auditiva a la presencia de depredadores, o bien, para mantener la función de respiración.
El sistema auditivo y nervioso de los delfines, procesa la información de los sonidos de una manera más rápida que la de los seres humanos; esto debido a la habilidad de ecolocación. El rango auditivo de un ser humano saludable va de 15 a 20,000 Hz, mientras que el de los delfines va desde los 75 hasta los 150,000 Hz; con ello, pueden detectar objetos a una distancia de hasta 70 metros aproximadamente.
El sentido del tacto en los delfines está muy bien desarrollado, y se considera que las áreas alrededor de los ojos, el espiráculo, el hocico y genitales son las más sensibles, ya que poseen una mayor concentración de terminales nerviosas.
Durante un nado con delfines, una de las principales indicaciones del entrenador es la de no tocar el espiráculo u ojos, ya que podemos lastimarlo. Al vivir la experiencia, notarás que mientras se respeten sus zonas más sensibles, a los delfines les encanta ser acariciados.
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