Imagina despertar un día y darte cuenta de que el agua no sale de la llave, no puedes bañarte, lavar los platos o la ropa y, peor aún, no tienes agua para beber. ¿Qué harías?
La vida sin agua es inimaginable, ya que éste es un elemento esencial para la existencia. Los recursos hídricos tienen un impacto positivo en la vida de miles de personas y juegan un papel clave en la salud humana, en el bienestar de la población y el crecimiento económico, así como la seguridad alimentaria y energética.
Lamentablemente, a nivel mundial, más del 80% de las aguas residuales que generamos vuelve a los ecosistemas sin ser tratada o reciclada. 1,800 millones de personas usan una fuente de agua contaminada por material fecal, lo que las pone en riesgo de contraer enfermedades como el cólera, tifo o polio. Además, el agua no potable y la falta de higiene e infraestructura causa alrededor de 842,000 muertes al año.
A nivel local, los acuíferos son la principal fuente de abastecimiento de agua en la península de Yucatán, la cual cuenta con uno de los sistemas kársticos más importantes del mundo, donde los acuíferos se ven abastecidos. Sin embargo, son altamente vulnerables a la contaminación antropogénica, es decir, producida por el hombre, debido a la porosidad de la roca calcárea, lo que contribuye a una alta permeabilidad, facilitando la entrada de contaminantes en el agua y su rápida propagación.
Resulta muy importante la colaboración internacional en estos temas, por lo que surge el Día Mundial del Agua, donde participan gobiernos y entidades con el objetivo de garantizar su disponibilidad y saneamiento. El Día Mundial del Agua es coordinado por UN-Water y se celebra anualmente el 22 de marzo como un medio para llamar la atención sobre la importancia del cuidado ambiental a través de la defensa del agua dulce y la defensa de la gestión sostenible de este recurso.
Puesto que no existe la vida sin agua, es primordial que comencemos a actuar, que consumamos agua de manera responsable y utilicemos sólo la necesaria, que reduzcamos su contaminación y ahorremos tanto como sea posible, cerrando las llaves si no se utilizan, o reutilizando el agua. De esta manera, todos podemos contribuir para protegerla.
También podemos promover la conservación a través de la educación ambiental, especialmente en niños.